jueves, diciembre 09, 2004

Winnie the Pooh sufre hiperactividad y falta de atención, es obsesivamente compulsivo...



Desde luego hay gente que tiene tiempo para todo, eso si el analisis es muy de psiquitra judicial, podrian hacer lo mismo con bush, zapatero, el presentador del telediario, el rey, tu jefe,la vecina de abajo...se me ocurren unos cuantos ¿y a ti?

El ejercicio lo puedes hacer tu mismo, sólo con un poco de observación surgirán unos analisis sorprendentes (o no tanto?)

Publicado en el mundo:

ESTUDIO DE PEDIATRAS CANADIENSES

Winnie the Pooh es
hiperactivo,
compulsivo y con tendencia a la obesidad

Las aventuras del osito, el burro Eeyore, el cerdo Piglet y el niño
Christopher Robin encierran un problemático mundo psicológico propio de una
pesadilla

EFE

TORONTO (CANADA) .- Winnie the Pooh, el osito que se ha convertido en uno de
los iconos culturales de todo el mundo, no volverá a ser el mismo tras ser
analizado por los pediatras más destacados de Canadá.

Para sorpresa de los padres que durante décadas han puesto en manos de sus
hijos las, aparentemente, inocuas aventuras del osito Winnie, el burro Eeyore,
el cerdo Piglet y el niño Christopher Robin, éstas encierran un problemático
mundo psicológico propio de una pesadilla.

Winnie the Pooh sufre hiperactividad y falta de atención, es obsesivamente
compulsivo, tiene tendencia a la obesidad y además podría desarrollar en el
futuro el síndrome de Tourette, un trastorno neurológico que se caracteriza por
tics y movimientos involuntarios, rápidos y repetidos.

Los médicos han recomendado que sea tratado con un medicamento llamado
Ritalin.

Su compañero inseparable, Eeyore , no sale mejor parado. Sufre una constante
depresión a consecuencia de la amputación traumática de la cola, por lo que los
doctores de la Universidad Dalhousie de Halifax recomiendan unas buenas dosis de
Prozac y terapia.

El cerdo Piglet , al fin y al cabo mucho estudios señalan que estos animales
son psicológicamente muy parecidos a los humanos, padece ansiedad generalizada
fácilmente observable, dicen los doctores, por su propensión a ruborizarse y a
balbucear.

Solución: Paroxetine, un medicamento para combatir la sensación de
pánico.

Finalmente, el muchachito Christopher Robin se enfrenta a una crisis de
identidad sexual, le falta una adecuada supervisión paterna y es preocupante que
pase tanto tiempo hablando con animales.

El estudio del equipo pediátrico de Halifax, que por si alguien tenía dudas
de su seriedad se publicó en el último número del prestigioso ‘Diario de la
Asociación Médica Canadiense’, no podía haber llegado en peor (o mejor) momento,
justo en plena campaña navideña.

Poco podía haber previsto el escritor canadiense Alan Alexander Milne cuando
creó sus personajes en 1926 que un grupo de «modernos neurodesarrolladores»
determinase «que éstas son, de hecho, historias de individuos altamente
problemáticos, muchos de los cuales cumplen criterios (médicos) de una
enfermedad».

Aunque ahora, con la perspectiva del tiempo, tampoco debería ser tan extraño
que la obra de Milne esconda un enrevesado mundo paralelo. Al fin y al cabo,
Winnie, el oso real en el que Milne se inspiró para crear su personaje, tuvo una
desgraciada infancia y su vida estuvo marcada por una guerra mundial antes de su
muerte en confinamiento forzoso en 1934.

Un cazador de Ontario (Canadá) mató a su madre en el verano de 1914 y lo
vendió al teniente canadiense Harry Colebourn, destinado en Winnipeg (Manitoba)
por una mísera cantidad de dinero. El destino de Winnie fue convertirse en la
mascota de la Segunda Brigada de Infantería del Ejército canadiense, lejos de
los bosques de Ontario, donde había nacido.

Con el inicio de la Primera Guerra Mundial, la Segunda Brigada fue destinada
al frente francés y Colebourn, a su paso por Londres, decidió que el campo de
batalla no era lo mejor para un oso, así que lo dejó como préstamo en el
zoológico de Londres.

Ahí se quedó para siempre Winnie, como lo llamaban afectuosamente los
cuidadores del zoo, y ahí lo descubrió en 1924 la familia Milne: el padre, Alan
Alexander, la madre, Daphne Milne, y el joven Christopher Robin, que había
nacido en 1920.

y es más tintin tenia el síndrome de Kallmann:

"Nuestra hipótesis es que Tintin tenía una deficiencia de la hormona del
crecimiento e hipogonadismo hipogonadotrópico (una dolencia de la glándula
pituitaria también denominada síndrome de Kallmann) a consecuencia de repetidos
traumas", explicó.

"Esto podría explicar su retraso en el crecimiento en estatura, el retraso de
la pubertad y la falta de libido", añadió.

Cyr añadió que "creemos que los múltiples traumas sufridos por Tintin podrían
ser el primer caso de lesión pituitaria traumática descrita en la
literatura".

El estudio, que puede servir de llamada de atención para más de un padre que
propina coscorrones a pesar de la eterna recomendación de los abuelos de no
hacerlo, ha sido publicado la edición anual navideña del "Diario de la
Asociación Médica Canadiense".





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